Prensa

Le loup dans l'homme. Au fil des événements

Jean Hamann, J. Martin Ramirez
18 septembre 2003

Douce colère - Agresser, un peu, beaucoup, modérément. Au fil des événements

Jean Hamann, (J. Martin Ramirez)
8 septembre 2005

SA’s problems are not unique. Weekend Argus

August 28/29 1993

STR Special Portrait: J. Martin Ramírez. STR Newsletter, 1 (2): 9-10 Volume 1, Number 2.

Tali K. Walters, 2008

Μαρια Βαλλα, Ειη κορυφαιοι της Ιατρικης Επωτημης ΔΩΔΕΚΑΝΗΣΘΣ, 20

Σεπτεμβριου 2004

Interview of Prof. J. Martin Ramirez for the Kazakh public television Khabar, Almaty,

11.2014

Pilar Benito, Interview of J. Martin Ramirez

La Opinión, Murcia
27.10.2016

Interview of J. Martin Ramirez. Aragon TV

6 November 2019

Den Menschen besser verstehen

Gastwissenschaftler J. Martin Ramirez erforscht das menschliche Aggressionspotenzial

18.12.2010

Es ist die Erforschung menschlichen Handelns, die Professor J. Martin Ramirez antreibt. „Wir sollten an allen Formen des Verhaltens interessiert sein“, sagt der Biopsychologe. „Denn nur auf diese Weise können wir den Menschen besser verstehen.“ Der Leiter der Forschungsgruppe „Soziobiopsychologie der Aggression“ an der spanischen Universidad Complutense de Madrid analysiert unter anderem Aggression, Kriege und Terrorismus aus einer interdisziplinären Perspektive.

Ramirez ist drei Monate lang Alexander von Humboldt-Stiftungs-Gastwissenschaftler an der Freien Universität Berlin gewesen. Sein Gastgeber war Herbert Scheithauer, Professor für Entwicklungspsychologie an der Freien Universität.

Für J. Martin Ramirez bedeutete der Aufenthalt auch eine Rückkehr: Hier wurde er bei Professor Jorge Cervós-Navarro, dem langjährigen Direktor des Instituts für Neuropathologie, mit einer Arbeit „über die Innervation der Gehirnarteriolen“ promoviert.

Das menschliche Verhalten faszinierte J. Martin Ramirez bereits während seines Studiums. Als er im dritten Jahr Medizin an der Universidad Complutense in seiner Heimatstadt Madrid studierte, schrieb er sich auch für die Studiengänge Rechtswissenschaft, Philosophie und Erziehungswissenschaft ein. So wurde Ramirez beispielsweise zeitgleich mit dem Abschluss seines Medizinstudiums auch im Fach Philosophie promoviert. In seiner erziehungswissenschaftlichen Arbeit, die er an den Europäischen Schulen in Luxemburg, Brüssel und Karlsruhe einreichte, verglich er die Schulsysteme der damals sechs Mitglieder der Europäischen Gemeinschaften und lieferte zugleich Vorschläge zur Verbesserung der Schulsysteme.

Nach dem Abschluss seiner neurowissenschaftlichen Dissertation in Berlin ging Ramirez an die Ruhr-Universität Bochum, an der er zwei Jahre lang mit finanzieller Unterstützung der Alexander von Humboldt-Stiftung das Verhalten von Tauben untersuchte. Danach arbeitete er unter anderem als „Post-Doc“ an der Stanford University sowie als Professor für Biopsychologie an der Universidad Autónoma Madrid und an der Universität in Sevilla. Einladungen als Gastwissenschaftler führten ihn unter anderem an die Kennedy School of Government der Harvard University und an die Hoover Institution on War, Revolution and Peace der Stanford University.

In den 35 Jahren seiner wissenschaftlichen Arbeit veröffentlichte Ramirez mehr als 370 Publikationen, darunter 30 Monographien. Der Psychologe ist Herausgeber zahlreicher wissenschaftlicher Publikationen und Fachzeitschriften. Er ist auch Präsident der Spanischen Abteilung der sogenannten Pugwash-Bewegung, die sich vor allem für den Frieden und die atomare Abrüstung einsetzt und die 1995 mit dem Friedensnobelpreis ausgezeichnet wurde. Zudem ist Ramirez Gründer der internationalen Kolloquien zu Konflikten und gewalttätigem Verhalten.

Seit 25 Jahren untersucht der Psychologe die Bereitschaft von Menschen zur Aggression. Durch eine Reihe kulturübergreifender Studien – unter anderem in Spanien, Finnland, Polen, Japan, Indien und im Iran – hat der Biopsychologe herausgefunden, dass das Aggressionspotenzial der Menschen weltweit vergleichbar ist. Es gebe aber regionale Unterschiede in der Ausdrucksweise: „Menschen aus orientalischen Ländern verbergen ihren Ärger häufiger“, sagt J. Martin Ramirez.

Aus den Untersuchungen sei hervorgegangen, dass das Aggressionspotenzial auch bei Frauen und Männern gleichgroß ist. Zwischen den Geschlechtern gebe es hierbei allerdings einen Unterschied: „Männer drücken ihre Aggressionen häufiger auf physische und somit direkte Art aus, Frauen dagegen auf psychische und indirekte Weise“, erläutert der Wissenschaftler. Daraus lasse sich jedoch nicht schlussfolgern, dass Männer aggressiver seien als Frauen. Frauen reagierten auf den ersten Blick gleichwohl mit mehr Bedacht.

Zu den wichtigsten Publikationen des Wissenschaftlers, der mit zahlreichen Auszeichnungen und Preisen geehrt wurde, gehört die „Erklärung über Gewalt“ von Sevilla aus dem Jahre 1986. Diese wurde drei Jahre später von der Generalversammlung der UNESCO übernommen. In dem Statement erklärten 20 Wissenschaftler, es sei falsch anzunehmen, dass die Gewaltbereitschaft von Menschen biologisch vorbestimmt und dass es Teil der menschlichen Natur sei, Kriege zu führen.

Im Jahr 1998 äußerte sich auch der Dalai Lama zu dem Dokument: „Es liefert vielleicht die umfassendste Erklärung, aus der hervorgeht, dass gewalttätiges Verhalten im Wesentlichen nicht angeboren, sondern vielmehr durch eine Vielzahl von biologischen, sozialen, situationsbedingten und Umweltfaktoren beeinflusst wird.“

Jesús Martín Ramírez: 

«El ser humano no es violento por naturaleza y la conducta se puede reconducir»

Tras estudiar durante más de 40 años la violencia desde un punto de vista biológico, ha llegado a la conclusión de que en el cerebro no hay nada que nos lleve a ser violentos, y que todas las conductas «pueden ser modeladas».

Jesús Martín es un humanista en el más amplio sentido de la palabra. Nacido en Madrid cursó estudios médicos, humanistas y jurídicos, obteniendo tres licenciaturas y doctorándose en Medicina y Cirugía (Neurociencias) y en Filosofía y Letras (Pedagogía). Es especialista en el sistema nervioso y en estudios sobre el cerebro; e investigador colaborador en seguridad internacional de la Universidad americana de Harvard. Ayer participó en el II Congreso de Criminología de la universidad católica UCAM, que esta edición se ha centrado en la ‘Agresividad escolar’, y centró su intervención en el aspecto biológico de la violencia.

¿Qué mensaje le gustaría que quede claro de su paso por este congreso?

Yo me he dedicado a investigar la violencia desde el punto de vista biológico desde principios de los 70. Y mi primer mensaje es que a pesar de que muchas personas piensen que el hombre es violento por naturaleza, no es así. Cierto es que en todo comportamiento agresivo participa el cerebro y la biología, pero también la sociedad, donde uno vive. Es decir, que influyen ambos aspectos.

Desde ese punto de vista, entonces, siempre hay un margen para la reversión de estos comportamientos.

Efectivamente, la biología acepta que haya unas personas más violentas que otras, igual que unos canten mejor que otros, porque somos distintos por naturaleza. Pero eso no significa que no podamos no ser violentos. Podemos hacer mucho en favor de no ser criminales ni agresivos. Y me baso en una serie de datos, como que evolutivamente no hay nada que nos obliga a serlo; y que el cerebro, en principio, no es violento y todas las conductas son moldeables. La misma persona que inventó la guerra puede inventar la paz…

¿En todo este tiempo que lleva investigando ha notado una mayor agresividad entre los más jóvenes?

Como cosa general, la violencia ha disminuido en nuestra sociedad en los últimos años y diría que la perspectiva es que vamos a mejor. Y como en eso influye la educación, yo diría que a nivel personal somos menos violentos que antes. Otra cosa es que se airean mucho más los casos que se dan. Pero está claro que debemos mejorar muchísimo en la educación y procurar que los menos formados, como es la juventud, dejen de serlo.

Entonces no diría que hay un incremento en casos de bulling entre los menores.

No, creo que se conocen más. Al igual que los casos de violencia de género. No es más violento ahora el hombre con su pareja que hace un siglo, por ejemplo, sino que los casos que se dan llegan a nosotros porque son publicados. Por eso hay que trabajar más en la concienciación de que tenemos que respetarnos mutuamente. Y el conocimiento de los casos que se producen nos permite trabajar en esta dirección.

En su opinión, ¿la educación y la formación es la base para luchar contra los comportamientos agresivos de cualquier tipo?

Claramente. Pero también hay que tener en cuenta que biológicamente somos distintos, como lo demuestra que en una misma familia y con una misma educación y ambiente los hijos tienen comportamientos distintos. Pero independientemente de la dificultad, todos podemos formarnos para ser mejores.

Por lo tanto, los niños que presentan conductas violentas son recuperables.

Por supuesto. No podemos rendirnos y decir que, por ejemplo, que no se puede hacer nada con las nuevas generaciones. Lo que hay que hacer es combatirlo desde el máximo conocimiento de la situación. Pero lo que sí que creo es que no ayuda la falta de respeto que en la actualidad los jóvenes, que tienen derecho a ser rebeldes, muestran hacia sus mayores. Y son comportamientos que se han perdido en Europa, por ejemplo, por un mal entendido igualitarismo. Sin embargo, en otras culturas como la asiática y la africana lo mantienen. Debemos recomponer los valores y apostar por los que consideramos más importantes. Educar más y mejor.

Le loup dans l’homme

La nature nous a dotés d’un arsenal violent, mais nous ne sommes pas forcés de l’utiliser, plaide J. Martin Ramirez, un spécialiste de l’agression

Certains croient dur comme fer que l’agression et la violence sont inscrites dans nos gènes. D’autres déchireraient notre chemise sur la place publique pour nous convaincre que ces comportements sont le pur produit de l’environnement. Les plus conciliants empruntent la voie mitoyenne du 50-50. J. Martin Ramirez, lui, a une vision assez personnelle de l’affaire. «Le développement de l’agression dépend à 100 % de l’environnement… et à 100 % de l’hérédité», a déclaré le professeur de l’Université Complutense de Madrid, lors d’une conférence prononcée le 10 septembre sur le campus.

Vous l’aurez deviné, l’homme n’est pas mathématicien. Par contre, il est médecin, spécialiste du système nerveux et expert en comportements humains. De plus, son nom figure parmi les 20 sommités mondiales de l’étude de l’agression qui ont signé, le 16 mai 1986, la Déclaration de Séville sur la violence. Ce document, entériné trois ans plus tard par l’Unesco, rivait quelques clous dans le cercueil du populaire argumentaire de l’époque qui justifiait le recours aux guerres en raison du caractère inné de la violence et de l’agressivité chez l’homme.

«La même espèce qui a inventé la guerre est capable d’inventer la paix.»
Dans ce document historique, J. Martin Ramirez et ses collègues clamaient haut et fort que nous n’avons pas hérité d’une nature guerrière des animaux dont nous descendons, que la guerre ou les autres comportements violents ne sont pas génétiquement inscrits dans la nature humaine, que la sélection naturelle n’a pas favorisé la survie des individus violents, que les humains n’ont pas un «cerveau violent», que la guerre n’est pas le résultat de notre instinct et que la biologie ne condamne pas l’humanité à la violence. «Nous avons la mécanique pour être agressif, mais ce n’est pas un automatisme, il n’y a rien dans notre neurophysiologie qui nous pousse à agir de façon violente», a calmement rappelé le professeur Ramirez à la trentaine de personnes venues l’entendre.

Après avoir patiemment passé en revue les arguments de toutes les écoles qui ont pris part au débat nature-culture sur la violence depuis un siècle, le professeur Ramirez a livré le fond de sa propre pensée. «Que chacun ait la possibilité d’être agressif n’implique pas qu’on doive l’être. Chacun de nous possède la capacité de créer un monde pacifique qui ouvre la porte à l’espoir.»

D’ailleurs, la conclusion de la Déclaration de Séville est claire à ce propos. «Tout comme les guerres naissent dans l’esprit des hommes, la paix commence elle aussi dans notre esprit. La même espèce qui a inventé la guerre est capable d’inventer la paix. Cette responsabilité appartient à chacun de nous.»

JEAN HAMANN